“Circular”
Son circulares, el reloj que lleva la cuenta de las horas, el vientre materno que resguarda una vida, la rueda que simboliza la sucesión y el cambio, el sol, la luna, la tierra, la bóveda celeste y el nombre de la presente exposición que toma la redondez innegable del círculo para enfatizar su importante simbolismo.
En el Diccionario de los símbolos dirigido por Chevalier y Gherrbrant, el círculo, es catalogado como “símbolo fundamental” porque condensa la experiencia total del hombre: religiosa, cósmica, social y psíquica. Joseph Campbell, uno de los mitólogos más importantes, fundamenta que el “mundo entero es un círculo y que las imágenes circulares reflejan la psique”.
Por otro lado, para la filosofía Zen el círculo representa la iluminación, simbolizando la perfección humana. En los tratados medievales de alquimia esta misma figura se usó para simbolizar el oro tanto por las cualidades superiores de este metal como por la relación metafísica con el Sol.
El círculo, encierra dentro de él contenido aun y cuando aparentemente está vacío. Compuesto por dos partes fundamentales: la circunferencia y el centro, la forma circular es comúnmente el símbolo del número diez, en donde la unidad (1) es el centro, mientras que el nueve es la circunferencia.
La artista visual, Noemí Hernández, incorpora al círculo como lienzo para su composición geométrica y nos invita a entrar en donde ha plasmado sensaciones del movimiento, posibilidades azarosas de cruces que mapean encuentros y desencuentros de puntos y, con la composición basada en el número de oro, hace visible la perfección de la matemática contenida en una plataforma redonda.
Si se sigue la trayectoria del trazo de Noemí, ella inicia forzosamente desde el centro del circulo que representa el corazón y es simbólicamente el lugar de reunión. De ahí hace suyo el espacio intermedio llenando el vacío con posibilidades geométricas que se tocan y van surgiendo en un espacio delimitado, pero con un fondo abundante que va alimentando la superficie.
Y así como un mago dibuja un círculo antes de iniciar su magia para que nada exterior altere su poder, Noemí encierra el color, la superposición de los círculos, el movimiento y la geometría de la pincelada detallada con el afán de que nada afuera turbe al espectador en la acción de contemplar las infinitas posibilidades de creación en la más sagrada de las formas: el círculo.